martes, 11 de noviembre de 2008

¿Perdiéndonos o reencontrándonos en las Sierras?


El día 9 de noviembre de 2008 se realizó la Cannondale (competencia de Mountain Bike) en la Sierra de las Animas.Si bien fue un recorrido duro, no le faltó nada, descensos muy pronunciados, cuestas muy empinadas, barro, pastizales de un metro, cañadas con el agua por las rodillas, etc, pero todo esto valió la pena. De todas las carreras que he hecho esta es la que por lejos disfrute más, pues no fui con la idea de hacer un buen tiempo sino de disfrutarla, y así fue. Yo que amo cada día más la naturaleza me perdía en los espectaculares paisajes que me ofrecía el recorrido. Me vinieron imágenes y sensaciones muy hermosas de mi pasado. Sinceramente y lo digo desde el corazón, si alguien me pregunta cuanto pagaría yo por un turs como el de ayer, si fuera turista, y de antemano me mostraran esos paisajes, creo que superaría ampliamente lo que me costó la inscripción. Es una sensación hermosísima, hubo veces que sentía ganas de seguir todo el día arriba de la bici, con tal de seguir contemplando esos paisajes de sierras, arroyos, campos llenos de flores, etc. También pensaba en la cantidad de veces que desmerecemos a este pobre país y lo hermoso que es, y que siendo tan chico como es lo mucho y variado que nos puede mostrar en un recorrido de apenas 50 km. Yo desde muy chico viajo al interior y he podido viajar, en algunas oportunidades al exterior, pero pocas veces vi lugares tan hermosos como ese Uruguay profundo que nos regala las competencias de mountain bike.En estas actividades uno a la hora ya se encuentra totalmente sólo en el medio de la nada, en un camino polvoriento, o en la cúspide de una sierra donde el viento es nuestro único compañero, sin señal en los celulares por si algo nos pasa, enfrentándonos a lo desconocido, con el sonido de los pájaros, el cielo y el verde de las sierras juntándose en el horizonte, el perfume por momentos muy fuerte de las flores, y el ganado que nos mira pasar como asombrado. Cuando uno baja de esas sierras a 60 km entre piedras y tierra suelta lo único que resta es encomendarse a Dios y dejarse llevar por esa sensación hermosa que es el flujo de adrenalina que nos recuerda que estamos vivos y llenos de energía, todas estas vivencias en lo personal son tan fuertes que me duran hasta el otro día y más allá del cansancio natural me hacen programar mi próxima cita con la naturaleza. Invito a todos aquellos a que se animen a dejarse llevar y vivir momentos inolvidables arriba de una simple bicicleta.Mi bici me costó menos que una semana en las termas, pero me ha regalado momentos como el de ayer que valen mucho más que eso.En definitiva la vida es simple, lo único que nos llevamos son los momentos vividos y nuestra energía desplegada en la tierra, las cosas materiales están de paso y somos simples arrendatarios de las mismas, por más que guardemos bien en el armario los títulos de esas cosas que pensamos que son nuestras, lo único que sí nos pertenece es nuestra energía y ganas de vivir y todo lo que hacemos con ellas.

En la Cannondale corrí con dos compañeros de Sayago Running (Raimundo González y Jorge Xavier); era su primera carrera. Por desgracia para ellos, que debutaban en esta disciplina, les tocó un recorrido duro, tenía mis dudas si lograrían llegar al final, más allá de que estaban muy bien de piernas, por suerte llegaron sanos y salvos y eso es lo que importa. El Deporte muchas veces nos hace sacar energías de donde no tenemos y nos enfrenta a nuestras propias limitaciones y a las propias de la actividad que hacemos, que pueden ir desde correr, andar en bici, nadar o simplemente caminar hasta la cima de una sierra. Y después del esfuerzo viene esa satisfacción personal de la cual sólo cada uno de nosotros sabemos y que guardamos en silencio en el fondo de nuestro ser.
Y detrás de todo ese esfuerzo hay familiares y amigos que siempre nos hacen el aguante esperando nerviosos tras la línea de llegada, quienes siempre con calor, frío, o lluvia, están ahí al firme alentándonos en esta locura que es correr.


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