Creí que correr era algo saludable, pero las ampollas en los dedos de mis pies, las paspaduras por olvidarme la vaselina, los dolores de mi tendón de Aquiles, los calambres en el dedo gordo de mi pie derecho, la falta de oxigeno en los últimos 50 metros cada domingo, me lo hacen dudar. Pero sigo corriendo.
Pensé que si corría más carreras y hacía más kilómetros, y alternaba con la bicicleta, le agregaba natación y aparatos, y tres veces por semana también iba al gimnasio, podía bajar mis tiempos. Pero estoy tan cansado del entrenamiento que en cada carrera que pasa son cada vez más los segundos en mi promedio por kilometro. Pero igual sigo corriendo.
Me creí el cuento de que al pagar una inscripción tenes derecho a recibir con el “Kit del Corredor” un montón de “Regalos de los Sponsor”, pero ya asumí que con suerte tendrás una remera talle XXS que solo le puede servir a un Japonés de 1.30m, o con un poco más de suerte a tu hija de 9 años. Si hay muchos sponsor puede ser que recibas también una barrita de cereal de las que no te gustan, con el vencimiento dudoso, blandas o duras según el clima de la época. A pesar de esto sigo corriendo.
Si corro en la AAU, sigo expectante al cruzar cada meta de revisar la clasificación para saber si llegué antes del 201 y recibir una medalla, pero nunca pasa. Por eso me anoto tranquilo en las carreras comerciales en las que hay medallas para todos los participantes, aunque te den una igual a la del año pasado, o sea de una calidad un poco superior al cartón, o no tenga cinta. Aunque ya ni las miro, las guardo junto a todas las otras. No tengo lugar donde guardarlas, pero igual sigo corriendo.
Y entonces, ¿por qué corro?
Será que a pesar de los costos, a pesar de las lesiones, a pesar de los tiempos y a pesar de lo que me pueda ofrecer el organizador, en cada carrera no estoy solo.
Me encuentro con gente, que como yo, lo qué mas le interesa, y lo que más disfruta es justamente eso, encontrarse con sus amigos.
Puedo sacarme fotos con mis compañeros de Sayago y con Las Saladas, con los Halcones , con los Coyotes o los Correcaminos , puedo saludar a los oficialistas y a los de la oposición, alentar a los pocos que paso y ser alentado por los muchos que me pasan, compartir una botellita de agua con un desconocido, aplaudir al último (al primero nunca voy a poder, a no ser que yo no corra) reírme con Rai porque van tres carreras que me gana y todavía le llevo 0,65 puntos de ventaja. Cruzar el arco y ser ovacionado (por dos o tres)
En fin lo mío es adicción al running y a los amigos.
Me quede sin whisky…. Rubito traéme un amarillo por favor!!
Cesar Tubino
1 comentario:
buenísimo, me siento identificada
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