Eliseo Pereyra era un corredor de los del fondo. Nunca había tenido problemas con eso. Después de muchas carreras decidió que era tiempo de empezar a mejorar sus tiempos. Se armó un plan de entrenamiento coherente y lo empezó a seguir.
Tres semanas después de empezar no veía resultados.
Dos meses después tampoco.
Hacía las pasadas rápidas, corridas de fondo, se cuidaba mas o menos en la alimentación pero el cronómetro no se movía de 50 en 10k.Un día, frustrado, exhausto, cayó de rodillas, se cubrió la cara con las manos y gritó con todas sus fuerzas: “Por dios, por dios, no puede ser! Me mato y no mejoro, por dios, que hago mal!?”.
Se abrió un pequeño hueco en el cielo, como cuando aparece un rayito de luz en un día nublado. Una voz le dijo: “Eliseo, quieres ganar la carrera del próximo domingo?”
Pereyra no podía creer lo que pasaba...pensó que estaba loco, pero estaba viendo lo que estaba viendo.
No era una alucinación.
Pensó un poco y se dijo a si mismo que se lo merecía por el esfuerzo que estaba haciendo.
“Si, quiero ganar”. “Bien, así será”.
Volvió a su casa, entrenó como siempre el resto de la semana y se preparó para el domingo.
Esta etapa era en el cerro de Montevideo.
Se levantó a las 9, se puso la remera de Sayago Running, el short, las medias cortas, los Nike Pegassus y se sentó en la cocina.
No era muy temprano pero aún todos dormían.
Preparó el mate, tomó algunos, amargo, como siempre.
Se hidrató con agua, comió unas galletas con mermelada y un poco de fruta.
Se sentía igual que siempre, con la emoción de correr, pero nada especial.
Llegó, se juntó con la barra y se animó a desafiar “Hoy les gano a todos...y se juega un asado, eh!!”.
Broma va, broma viene, se pusieron a calentar y estirar.
Ni el se la creía.
La carrera arrancó y el salió en el fondo, como de costumbre.
Empezó a correr e iba tomando velocidad, sus piernas volaban.
Pasó corriendo al lado de Dulce de leche y después de JX que venían arrancando suave después de una semana pesada.
Cruzó a Gustavo y a Fernando, poco mas adelante a Ariel.
Y todo esto en el primer kilómetro..y en subida.
Sin darse cuenta pasó por al lado de Rai, Trillas, Marrone...se preguntó “y César? Ya lo pasé??” pasó a Anthony y seguía con un ritmo increíble.
Ocho kilómetros de carrera y ve un grupo que para el eran los punteros.
Cuestas, Zamora, Mañana Ramírez.... no lo podía creer.
Se les acercaba a pasos agigantados..los tenía ahí.
Nueve kilómetros, ya los tiene.
Nueve kilómetros y medio, solo tiene adelante a Martín Cuestas que le lleva unos treinta metros, veinticinco, veinte..faltan trecientos metros…quince, diez, lo tiene, lo tiene!!!
Faltan 150 metros, lo tiene, lo tiene, faltan 50 metros y en un sprint increíble pasa a Cuestas y gana la carrera por 3 metros!!!!
La gente lo mira, victorea, nadie puede creer que ese hombre, con poca pinta de atleta gana la carrera pasando por delante de los grandes corredores nacionales…Ramos Verde le entrega la medalla y no puede ocultar su asombro, toda su alocución esta centrada en ese ignoto competidor que gano la etapa de la Agrupación.
Sus compañeros de Sayago no lo pueden creer..pero bueno, el dijo que la iba a ganar.
Cruzan chistes, que menos mal que no apostamos nada, que si, que alguien nombro un asado, que hay que hacer un asado pero lo pagas vos con la plata que ganaste, de que plata me hablas?…es todo alegría en el grupo y quedan para hacer un asado de festejo en la noche.Llega a la casa, orgulloso, sabiendo que tuvo una ayuda, pero orgulloso al fin.
Se encuentra con su mujer y le dice “Vieja, gané la carrera, gané la carrera...gracias a Dios se me dio!!”
Su mujer lo mira, sonríe contenta por el logro y dispara: “Gracias a Dios..viejo, vos sos ateo, que me venís con gracias a dios???”
Eliseo sintió que se le helaba la sangre….con la emoción de que quería ganar la carrera se había olvidado que era ateo…
Ahora si, recién ahora se sintió un estafador...
Llamó a Ramos Verde por teléfono y le dijo que había habido un error y que el no era el ganador de la etapa.
Que lo disculparan pero que devolvía la medalla y que se la dieran al que entró segundo que era el justo ganador.
Salió al fondo, miró al cielo y dijo: “Disculpa, no me di cuenta, en serio, no te quise tomar el pelo. De todas formas gracias, por hacerme sentir esta emoción”
Agarró el teléfono para avisarle a Rai que el asado se suspendía.
Discó...y cuando lo atendieron dijo con voz calmada
“Che, vengan hoy de noche a casa a comer ese asado, pero no festejamos la carrera que gané, festejamos que corremos juntos y que somos amigos”... y haciendo una guiñada al cielo agregó “Ah, yo pago todo, una promesa es una promesa... y se cumple”
Fernando Martinez Benia
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