-¡Treinta y cinco! ¡Número treinta y cincoooo!- gritó en la sala de espera una morocha de túnica blanca, mucho más blanca que la morocha.
-Meinta y minco y menta y meis, feñodita- le dije saltando de mi asiento con los numeritos en la mano.
-No le entiendo señor- me contestó como si yo le hubiera hablado en turco.
-Fe fo mengo el meinta y minco y mi feñona fiene el meinta y feis … ¿modemos fasan funtos?- le pregunté tratando de hablar lo más pausado posible.
-Señor Larramendi ¿podría sacarse el tapa-boca para hablar, por favor?
-¡Ah… misculpe! -le dije bajándomelo un poquito para contestarle. Le estaba diciendo que mi esposa y yo tenemos el 35 y el 36. ¿Podemos pasar juntos?
-Déjeme consultar con el doctor… un segundo.
Entró al consultorio y cerró la puerta a su espalda. Enseguida volvió a abrirse y la misma morocha de ojos y ropa interior verde me dijo:
Entró al consultorio y cerró la puerta a su espalda. Enseguida volvió a abrirse y la misma morocha de ojos y ropa interior verde me dijo:
-Pasen señor Larramendi y señora Larramendi.
Un médico veterano nos señaló las sillas para que tomáramos asiento y enseguida extendió su mano para saludarme.
Un médico veterano nos señaló las sillas para que tomáramos asiento y enseguida extendió su mano para saludarme.
-Méjeme fasanme un moco de amcool, doston.
-¡No seas ridículo Conrado!- me retó mi esposa delante del médico. ¡Sacate el tapabocas y guardá esa cantimplora con alcohol! Vos el alcohol te lo estás poniendo por dentro desde hace años.
-El tapa-boca me lo saco, pero la mano no se la doy, en todo caso nos saludamos con los codos. Este hombre está atendiendo enfermos de Gripe A, vieja. Ustedes en el Comité de Base lo saben muy bien, no te hagas la inocente- le dije a mi mujer bastante molesto.
-Señores- interrumpió el doctor mientras dejaba los lentes sobre el escritorio. Si no les parece mal tengo que hacerles este test que nos mandaron del Ministerio de Salud Pública. Comencemos por usted Larramendi. Pregunta Uno: ¿por qué vienen al consultorio?
-Porque tenemos Gripe A- le contesté rapidito para ganarle de mano a mi mujer.
-Porque tenemos un resfrío común- dijo más fuerte mi esposa tratando de tapar con su voz lo que yo decía.
-Pregunta Dos: Larramendi ¿a quien votó en las internas?
-Al Cuqui y a mucha honra- le contesté con el orgullo que llega desde el fondo de la patria misma.
-¿Y usted señora?
-¿Y usted señora?
-Yo voté al Pepe.
-Al pepe, votó al pepe, al cuete, un voto tirado. Lo que pasa, es que ésta…
-Les pido que no dialoguen. Cada uno tiene un minuto para responder y no voy a tolerar que se realicen alusiones personales en las respuestas. Tiene la palabra el señor Larramendi. ¿Cuánto hace que votó a Lacalle y cuánto hace que tiene esos síntomas?
-Mire, yo lo voté hace un mes en San José, porque soy de los pagos de Chiruchi. No quise hacer el traslado para Montevideo porque los tupamaros en Mont…
-¿Qué te pasa con los tupamaros?—vociferó mi mujer.
-¡SILENCIOOOO! -gritó el médico golpeando el escritorio con el puño y haciendo saltar los lentes que se había sacado. Si siguen discutiendo llamaré a la guardia y haré desalojar el consultorio. Le advierto señora que ampararé en el uso de la palabra a su esposo las veces que sea necesario. Esto es una cuestión seria señores, estamos hablando de salud, no permitiré que se mezclen los temas.
- ¿Qué tengo doctor?
-¿Así que 40 grados, tos, dolor de garganta, secreción nasal, dolor de cabeza y votó a Lacalle en San José?
-Sí… ¿Qué tengo doctor?- pregunté casi al borde del llanto.
-A ver, diga 33- me dijo colocando el estetoscopio en mi espalda
-¡Viva la 33 y el Pancho Gallinal!- le grité
-¡A la flauta… lo suyo es Gripe A!
–¡Nooooo! ¡No puede ser!- grité asustado. ¡Hace un mes que no salgo a ningún lugar! El doctor Chiruchi suspendió…
-El doctor Chiruchi no es doctor.
-Chiruchi cerró todos los espectáculos públicos, prohibió el futbol, cerró las fronteras, cerró el puerto y el aeropuerto…
-San José no tiene ni puerto ni aeropuerto—interrumpió mi mujer, que no deja pasar una.
-Mejor, mejor así no entra la gripe. Sigo doctor: le sacó el tapón a la piscina municipal, no deja llegar más trenes, cerró la puerta de El Dado Rojo (la del costado), dijo que los hijos de los blancos no tienen porque ir a clase y como si fuera poco lo anunció todo por Canal 4 que no arregló con Omar Gutiérrez. Por eso yo uso todo el día este tapaboca con la cara de Vidalín.
-¡Babeado! ¡Vidalín babeado!- dijo mi mujer.
-No importa Larramendi- me dijo el médico. No importa todo lo que usted haga. Este virus solo sabe de internas. El alcohol en gel tendría que habérselo pasado a la credencial.
-¿Y ahora qué hago?
-Tómese dos termos de Tamiflú cada mañana, conéctese a un respirador los días impares y no vaya a trabajar hasta el verano o hasta que inventen la vacuna.
-¿Y si no?
-Yo que usted voto a la Vertiente. Vote a la Muñoz en ayunas cada cinco años.
-Mire doctor-interrumpió mi mujer, esto es todo invento de la prensa y de los blancos. Es como la inseguridad. Hay sensación térmica de inseguridad y de gripe A, porque ellos…
-Señora, mantengamos el debate civilizadamente. Usted no puede interrumpir permanentemente. A propósito, usted ¿cuánto hace que tiene esos síntomas y cuanto hace que votó a Mujica?
-Lo voté en las internas. Éramos muchos que íbamos a votar, y como estaba frío mis hermanas no fueron, que estos no se crean que…
-Señora, si no le limita al tema en discusión la haré retirar de sala.
-Bien, yo voto en Maldonado. Yo no hice el traslado porque De los Santos donó para la univ…
-¡Conteste lo que le pregunto, señora!
-Bien, yo voté al Pepe hace un mes y tengo 40 grados, tos, dolor de garganta, secreción nasal y dolor de cabeza. Como mi esposo ¿Qué tengo, doctor?
-A ver…diga 609- le dijo poniéndole el estetoscopio en la espalda.
-¡609 y hasta la victoria siempre!- gritó mi mujer con la misma voz ronca de la Topolansky.
-Tranquila, lo suyo es solamente moco flojo, señora. Va a tener que tomarse media Aspirina C todos los primeros de mayo, no se junte mucho con su marido y vida normal.
-¿Cómo que no se junte mucho conmigo? - le dije golpeando ahora yo el escritorio. Señor…vivimos juntos desde hace 40 años.
-Lo lamento Larramendi. Este es un Uruguay distinto al de su casamiento. O uno de los dos cambia el voto o están condenados al contagio. La familia no te elige, la familia te toca.
-Me toca poco doctor. La familia -o sea ella- me toca poco, le dije.
-Ese es otro tema Larramendi, yo no puedo solucionarle el toqueteo. Volvamos a la Gripe A. ¿Escuchó hablar de la guerra de las patentes? Bueno… esta es la guerra de la Gripe A. De acuerdo al departamento en que viva es el aforo que le corresponde y en función de eso se determina si es gripe común o Gripe A.
–Sí, eso es cierto, mi auto está matriculado en Colonia –le dije apoyando lo que decía. Y pago mucho menos que donde están los ladr…
-Pero bien que cuando te operaron de las cataratas los compañeros oftalmólogos cubanos no dijiste nada. Tendría que haberte dejado que te operara el Cuqui con la moto sierra- me contestó la muy ordinaria.
-¡Claaaro! ¡Vos sos de los solidarios con plata ajena! Mucha operación pero yo tengo gripe A. ¿Sabés por qué se llama Gripe A? Porque es la gripe de Astori, Arana y Arismendi. ¡Tengo Gripe A de Asolado. Así dejaron al país: A-so-la-do, pero se les termina, en octubre se les termina!–le grité al borde del divorcio.
-Mirá viejo, si gana el Cuqui quedará demostrado que en este país los chanchos votan a Cativelli—me contestó muy suelta de lengua.
-Bien, ya estaría- dijo el médico tratando de mediar. Tengo más votant…eeeh… tengo más pacientes que atender.
-Una última pregunta doctor ¿no se habrá politizado mucho este tema de la Gripe A?
-No, no creo. Eso sí, les voy a pedir un favorcito. Cuando salgan, en la puerta se van a encontrar con un señor de apellido González. Háblenle fuerte y dejen que les lea los labios. Contesten lo que pregunte. Está haciendo una encuesta a boca de consultorio.
-Bien, buenas tardes doctor, gracias por todo- le dijimos a dúo mientras nos levantábamos de las sillas.
-De nada. Cualquier cosa me llaman. A la cama, cuídese mucho y que se mejore Larramendi
-¿Y yo? –preguntó mi mujer.
-¿Usted? Vida normal y un poco de grasa.
-¿Grasa? ¿Para qué?
-La mitad para que su marido se la pase en el pecho. Por el toqueteo ¿vio?
-¿Y la otra mitad?
-Para la cadena de la moto sierra… uno nunca sabe.
Marciano Durán
Agosto 2009
Fuente: http://marcianoduran.com.uy