Las respuestas del organismo a los estímulos a los que se somete son de muy diversa magnitud en función de la intensidad de los mismos y del tiempo a los que fue sometido. De esta manera podemos hablar de dos tipos de adaptación.
1) LA ADAPTACION INMEDIATA O RAPIDA (AI).
2) LA ADAPTACION CRONICA O A LARGO PLAZO (AC).
LA ADAPTACION INMEDIATA O RAPIDA
Cuando el sujeto es sometido a cualquier carga de entrenamiento, responde con una serie de alteraciones orgánicas inmediatas que le permiten responder con eficacia y prontitud al trabajo requerido. De esa, forma, un sujeto que empieza a correr incrementa rápidamente la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardiaca, etc., alteraciones que desaparecen de forma progresiva una vez que ha desaparecido el estimulo que las provoca. Es decir, que la adaptación rápida no implica una adaptación estable del organismo. Las adaptaciones inmediatas o rápidas están condicionadas por determinados aspectos de la carga (volumen, intensidad, etc.), por la reserva de adaptación del deportista y por su capacidad de recuperación.
Se suelen distinguir tres etapas en los procesos inmediatos de adaptación (Platonov, 1991) similares a los propuestos por Seyles en su teoría general de adaptación:
la primera comprende la activación de los sistemas que intervienen en la ejecución de la tarea.
La segunda aparece cuando los sistemas funcionan en condiciones estables.
La tercera se caracteriza por situaciones inestables en las que llega a situaciones de alto nivel de cansancio.
La suma de procesos rápidos de adaptación es la que provoca situaciones posteriores de adaptaciones más estables. Para ellos es necesario someter al organismo a cargas de trabajo lo suficientemente intensas y continuas como para que impliquen fuertes adaptaciones. Ahora bien, no es necesario llegar siempre a la tercera fase (agotamiento intenso), pues en ese caso se puede influir negativamente en los procesos de adaptación crónica e incluso provocar cambios negativos en los distintos organismos y sistemas.
1) LA ADAPTACION INMEDIATA O RAPIDA (AI).
2) LA ADAPTACION CRONICA O A LARGO PLAZO (AC).
LA ADAPTACION INMEDIATA O RAPIDA
Cuando el sujeto es sometido a cualquier carga de entrenamiento, responde con una serie de alteraciones orgánicas inmediatas que le permiten responder con eficacia y prontitud al trabajo requerido. De esa, forma, un sujeto que empieza a correr incrementa rápidamente la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardiaca, etc., alteraciones que desaparecen de forma progresiva una vez que ha desaparecido el estimulo que las provoca. Es decir, que la adaptación rápida no implica una adaptación estable del organismo. Las adaptaciones inmediatas o rápidas están condicionadas por determinados aspectos de la carga (volumen, intensidad, etc.), por la reserva de adaptación del deportista y por su capacidad de recuperación.
Se suelen distinguir tres etapas en los procesos inmediatos de adaptación (Platonov, 1991) similares a los propuestos por Seyles en su teoría general de adaptación:
la primera comprende la activación de los sistemas que intervienen en la ejecución de la tarea.
La segunda aparece cuando los sistemas funcionan en condiciones estables.
La tercera se caracteriza por situaciones inestables en las que llega a situaciones de alto nivel de cansancio.
La suma de procesos rápidos de adaptación es la que provoca situaciones posteriores de adaptaciones más estables. Para ellos es necesario someter al organismo a cargas de trabajo lo suficientemente intensas y continuas como para que impliquen fuertes adaptaciones. Ahora bien, no es necesario llegar siempre a la tercera fase (agotamiento intenso), pues en ese caso se puede influir negativamente en los procesos de adaptación crónica e incluso provocar cambios negativos en los distintos organismos y sistemas.
Prof. Fabiana Belis
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