viernes, 1 de octubre de 2010

Un corredor no lleva a sus compañeros en el corazón: los lleva en los championes y donde corre, corre con ellos.




CRÓNICAS DESDE TIERRAS HISPÁNICAS

PRIMERA PARTE: LA PARTIDA Y LA LLEGADA.
Desde tierras ibéricas envió en primer lugar, un gran abrazo para todos los compañeros de ruta, sayaguenses o no. Se extraña de veras a la barra, se extraña el entorno de las carreras, los compañeros del grupo, la gente de los otros grupos de corredores (que son igual de compañeros), los comentarios antes y después, los gritos de aliento. Ya instalado en Madrid, les cuento algunas cosas que me han impactado, algunas vinculadas al running y otras no. Como puede ser un poco largo, voy a dividir la crónica en varias partes.
Partimos desde Montevideo a Madrid por elección propia, con el afán de crecer y conocer. Mi mujer hará una pasantía por el Hospital San Carlos y yo por el La Paz. O sea que nuestro “exilio temporal” es voluntario. No así el de nuestras hijas, que a prepo vieron como cambiaron sus costumbres, sus amigos, su vida.
Salimos con frío a principios de agosto y luego de una larga parada en San Pablo, abordamos el avión que finalmente nos llevaría a destino. En el viaje, mientras las niñas dormían algo y sufrían otro poco, vi “Invictus”. Recomiendo ampliamente ver esta película que es una lección de inteligencia, tolerancia y amor. El único problema fue ver a Mandela “falando” en portugués con subtítulos en inglés, pero como dice el eminente poeta oriental, Don Alberto Kesman: “es lo que hay, valor”.
Ya instalados en nuestro “piso”, me puse a preguntar a amigos uruguayos con los que coincidimos aquí en Madrid, por donde puedo correr?
La respuesta fue mágica: en el parque norte, a 50 metros de donde vivo. Se trata de un parque de unos 3km y algo de circunferencia, con una larga pendiente de unos 1,4km, una bajada de igual distancia (pero menos pronunciada que el repecho) y dos laterales cortos. El segundo o tercer día de haber llegado, me calce los Pegassus y arranque a correr. Ni hay que decir que me morí en la segunda vuelta (algo mas de 7k)

Le eche la culpa a las comidas de despedida, a la ingesta copiosa de alcohol, a la comida de la llegada, etc. Después me enteré de un detalle que no tenía en cuenta: Madrid es la capital europea mas alta. Está a 600 metros sobre el nivel del mar, sobre una gran meseta y dentro de esa gran meseta, hay además varias cadenas montañosas. Además, el clima aquí es muy seco, por eso, uno medio que se deshidrata sin transpirar demasiado. Así que todo sumado, casi mata a este corredor de elite.
Mi segunda sorpresa en estas tierras fue cuando entre a “Decathlon”. Imagínense un enorme galpón como el Geant mas o menos….pero de deportes.
Si, les juro que es así. Entre y casi me muero de la emoción. Calzas largas de varias marcas y diferentes materiales, calzas largas, remeras dry fit manga larga, corta, mediana, remeras térmicas, geles, alimento para deportistas, revistas de running, cronómetros de varias marcas, con y sin pulsometro, relojes con GPS, mochilas de hidratación, de treking, calzado de runing, trail, treking…bicicletas, palos de golf, carritos para llevar los palos de golf, palos de hockey, patas de rana, championes y pelotas de basquetbol y fútbol. Miren, digan un implemento que se les ocurra..si, hay. Y de los baratos y de los caros. Como dice mi amigo Mauricio (un uruguayo que vive acá con su familia desde hace unos 5 años), “Decathlon es la democratización del deporte”.
Para que quede claro, en una visita a Decathlon me compre: dos remeras dry fit de manga corta, dos shorts dry fit, dos calzas cortas, una revista de running, un buzo de abrigo, dos pares de guantes para el invierno y dos pares de medias para running de buena calidad (las medias, el running mio es de pésima calidad). Todo costo menos de 1500 pesos.
Ya pertrechado empieza mi aventura running por Madrid.




SEGUNDA PARTE: THE DREAM OF THE CHILD (EL SUEÑO DEL PIBE)
Luego de instalados en Madrid cruzamos el charco hasta Londres, a visitar a mi cuñado que esta estudiando allá.
Luego de un corto viaje de unas 2 horas, llegamos a uno de los 5 aeropuertos de Londres. Casi una hora mas de tren para llegar a “Pancrast Station”. Nos bajamos del tren y cuando salimos me llevo otra de las tantas sorpresas de este viaje: la estación de trenes esta dentro de un hermoso edificio de estilo gótico. No podía creer que hubieran adaptado un edificio de ese tipo para hacer una estación de trenes. Caminamos unas 6 cuadras y llegamos a lo de mi cuñado.
Como teníamos solo una semana para hacer de todo, el día arrancaba muy temprano para aprovechar la familia y los paseos. Pero como el running tira mas que una yunta de bueyes, yo me levantaba algo mas temprano y salía a correr. Y a que no saben?, si, de nuevo otra sorpresa: en Londres corren cientos de personas todos los días. Si, corren temprano o andan en bicicleta, pero lo que mas me sorprendió fue que muchísima gente corría con mochilas. Le pregunte a mi cuñada (que corre también de forma amateur) y me dijo que mucha gente va a trabajar corriendo o en bicicleta, llegan, se bañan y arrancan a laburar. Así que para los locos que corremos, Londres seria el paraíso.
Aparte de esto, Londres es una ciudad increíble. Cada edificio, cada piedra tiene historia y esta conservada o bien restaurada. Es una ciudad para enamorarse y volver a visitar.
Uno de los días de estadía hubo un enfrentamiento de gigantes: mi boludismo contra la puntualidad inglesa. Es que bastante temprano, poco después de las 7, nos tomamos un tren rumbo a Salisbury y desde allí, nos tomaríamos un ómnibus para cumplir uno de mis sueños: conocer Stonehenge.
Los ingleses no contaban con mi carta en la manga: mi mujer. Nos saco a todos de la cama, nos hizo correr y 7.12 estábamos sentados en el tren. Le ganamos a los ingleses. No solo eso, sino que el tren salió 6 minutos luego de la hora pactada.
Llegamos a Salisbury y en la misma estación de trenes nos tomamos un bondi de esos de dos pisos y nos fuimos hasta Stonehenge. Me di cuenta que estaba como un guri chico.
Cuando llegue, me gano la emoción. Me conecte los auriculares que nos dieron como guía y me deje llevar por los cuentos, los mitos y las leyendas. Quien hizo Stonehenge? Porque? Porque lo modificaron a lo largo de 3.000 años y luego lo abandonaron? Será verdad que fue el mago Merlín quien encargó al diablo que trajera estas piedras gigantes desde el jardín de una vieja en Escocia? Como las colocó allí el hombre? Todas son preguntas sin respuesta y la misma poco me importa. Stonehenge es imponente y me regalo una de las emociones mas fuertes que he vivido. Porque? No lo se. Que tiene que ver un uruguayo con un montón de piedras en Inglaterra? Ni idea. Pero la emoción me corrió por todo el cuerpo al punto que le quería contar a Guillermina las leyendas que se tejían alrededor de las piedras y no me salía la voz….

TERCERA PARTE: LA VUELTA A ESPAÑA A CONOCER EL NORTE.
Luego de retornar de Londres nos fuimos una semana al norte de España: Asturias y Cantabria. En el norte además esta Galicia (que lo dejamos para otro viaje) y el País Vasco (solo fuimos a Bilbao a cenar con un amigo).
El norte es realmente hermoso, sin desperdicio.
Como no podía ser de otra forma, los championes me acompañaron y como corresponde, los use. Mi experiencia con el running en el norte fue impactante. Alquilamos dos apartamentos junto con otra pareja de amigos que viven en Barcelona. El lugar elegido fue Arenas de Iguña. Se trata de un pueblito de montaña, algo alejado de la costa y muy alejado de todo. Daba gusto pasearse por la calle y cruzarse siempre con la misma gente. Me puse a conversar con un viejito que me recomendó que fuera a un lugar que no le entendí y que me dijo que era muy lindo pero que el no conocía. Tenia unos animales allá, pero el nunca había salido de Arenas de Iguña. Me quede helado porque el pueblito era chico en serio. No creo que vivieran mas de 500 personas (y creo que eran bastante menos de 500).
Como siempre, salíamos lo mas temprano posible a recorrer pueblitos y playas. Pasamos por lugares que nos dejaron asombrados por su belleza y tranquilidad, como la playa de Comillas, Santillana del Mar (que parece Colonia del Sacramento pero 20 veces mejor conservada), Rivadesella, Cangas de Onis y el parque natural de los Picos de Europa (para no aburrir con muchos nombres).
En Rivadesella cumpli el segundo sueño del pibe. Reserve con mas de 3 meses de antelación mi entrada para las cuevas de Tito Bustillo. En la década del ´60 un grupo de espeleólogos (esos locos de mierda que se meten a explorar cuevas) encontró una entrada a una cueva que nunca había sido explorada. Bajo un pequeño grupo de avanzada por una garganta de mas de 40 metros y al otro día bajo el resto del grupo. Recorrieron la mayor parte de la cueva y cuentan que uno sintió unos retorcijones en la panza y se agacho a hacerlo propio…justo cuando descubren al iluminarlo que atrás suyo había una pintura de un ciervo y caballos. Literalmente cuentan los descubridores de la cueva que casi “cagan” las pinturas que habían encontrado. El descubrimiento revoluciono el mundo de la antroplogia ya que por el tipo de pintura, los colores usados y las formas representadas, este descubrimiento era equiparable al de las cuevas de Altamira o Lascaux. A los pocos días del descubrimiento, uno de los jóvenes que bajo a la cueva, Tito Bustillo, falleció en un accidente al explorar otra cueva. Por eso y en su honor, las cuevas de Rivadesella llevan su nombre.
Para facilitar el acceso actual, se construyo una nueva entrada a las cuevas y luego de recorrer unos dos km entre estalactitas, uno llega a ver las pinturas rupestres. La emoción de verlas es intransferible. Si uno tiene un poco de imaginación y se deja llevar, le parece ver al hombre de Cromagnon pintando en las paredes, mezclando las hiervas con grasa de animales para obtener los colores, buscando el relieve de la cueva que resaltaría mejor su dibujo, subiéndose a piedras o andamios improvisados para pintar en las partes altas de la cueva….
Mis momentos de running por todo lo que les conte, fueron muy tempraneros o de noche. En general me levantaba a las 7 y salía a correr por los barrios de Arenas de Iguñas y me desviaba por los caminos vecinales, donde entraba solo un auto y nada mas. Es decir, autos en una única dirección. Si venían dos en sentido contrario, uno tenia que dar marcha atrás hasta la casa mas cercana para dar la vuelta. La verdad es que después que me meti por esos caminitos pensé que si me salía un perro o cualquier otro bicho de cuatro o dos patas o sin patas (lease víbora), estaba jugado.
Mientras corria por el pueblo, el silencio era total. Corri por caminos donde el único ruido era el de mi pisada, interrumpido por el sonar del cencerro de las vacas que pastaban en la montaña, o el lejano relincho de algún caballo. Corri por lugares donde las manzanas caian en el camino, o donde las aceitunas negras estaban tiradas por cientos en el piso. Y juro que no es una visión romantica de la cosa, fue asi, tal cual. Como en todo pueblo de montaña, los repechos me asesinaron las piernas. Pero valio la pena dejar los cuádriceps muertos y los gemelos al borde del colapso solo por escuchar los cencerros de las vacas rompiendo el silencio.

CUARTA PARTE: LA VUELTA A MADRID Y LA PRIMER CARRERA “EN SERIO”

Después de estas vacaciones de una semana volvimos a Madrid y me puse a buscar en la web alguna carrera como para despuntar el vicio. Buscando y buscando encontré la propaganda de la XXVI Vuelta a la caminata de Cercedilla. Cercedilla…donde queda eso? Triple w, googlepunto com, Cercedilla..a ver a ver..ah, ta. Pueblo de montaña en la comunidad de Madrid, situado en la Sierra de Guadarrama. Se creo como ciudad de paso rumbo a Segovia en medio de una calzada romana de la cual se conservan aún tramos…
Ta, ahí mismo. Me meti en la pagina de la carrera y pague los 8 euros de inscripcion a través de la web.
El dia de la carrera me levante temprano porque teníamos que aprontar a las niñas y hacer cerca de una hora de viaje para los 50km que tenia que recorrer, pero por mas que eran 50km, eran en parte en ruta de montaña, asi que eso siempre se hace mas lento. Arrancamos en patota, mi mujer, mi suegra, las dos nenas y yo. La remera sayaguense ya estaba puesta desde tempranito y los mates habituales ayudaron a templar el animo.
Mientras manejaba rumbo a Cercedilla empece a ver los carteles que marcaban la altitud: 900, 1000, 1100, 1200….hasta donde subimos???? Después bajamos nuevamente hasta los 1100 metros de altitud y llegamos al pueblito. Muy lindo, como todos los pueblos de montaña.
Llegamos y estaba todo muy bien organizado: la policía local orientaba a los autos que llegaban hacia un parking de pasto pero con suficiente lugar para todos. Al llegar al sitio mismo de la carrera me entregaron una bolsa con: un durazno, una donut, una remera de algodón conmemorativa de la carrera, el dorsal (numero de competidor pa los yoruguas) y una revista sobre running. Todo eso por 8 euros (alrededor de 200 pesos). Como siempre, se me vino a la cabeza porque alla para correr una carrera de 10k como la nike hay que pagar el doble…
Pero ta, ese no es el tema. Lo interesante fue que me puse a mirar el dorsal y tenia un código de barras. Me imagine para que era, pero me dije a mi mismo que estaba loco.
Los últimos mates, un poco de estiramiento y calentamiento, las ultimas preguntas sobre el recorrido. En principio eran 11.800 metros por calle, pero luego anunciaron que serian 10.500. El inicio del circuito era en bajada, pero el inicio eran los primeros 4k, luego se correría en repecho llegando nuevamente en bajada. Nos acercamos al arco, l agente empieza a aplaudir, largaron!!
Les defino la carrera en pocas palabras: el infierno para las piernas, el cielo para el alma. Empezamos con una larga bajada dentro del pueblo y luego en las afueras del pueblo seguía la bajada completando casi los 4 primeros kilómetros de recorrido. Al igual que en el norte, vimos en el recorrido casitas de piedra, animales de campo, gente de campo, mucho verde y arboles. En plena bajada sentí un ruido inconfundible: un tren pasando a unos 80 metros por arriba nuestro, en plena montaña. Ojala no pasemos por ahí, porque sino me voy a morir, pensé. Luego de eso comenzamos a correr por la ruta, en subida permanente y haciendo zig-zag. Traté de usar el peralte de la ruta de la forma mas inteligente posible, haciendo que las curvas fueran mas rectas y que las subidas fueran menos pronunciadas. En el kilometro 5 habria hidratación, nos dijeron. Entre el calor, y la subida ya venia necesitando agua, pero no llego hasta el kilometro 6 y algo. Agarre dos botellitas que me las mande enteras, la subida seguía y me di cuenta que ahora la via del tren nos estaba quedando…por debajo!! Pero cuanto subimos??? Por dios!!! Las piernas parecía que me iban a explotar! Aparece un cartel de altitud que marca 1300 metros..ahi estaba la respuesta a mi sufrimiento. De repente, al fin, se termina el repecho y entramos en los últimos dos kilómetros en bajada. Llegamos de nuevo al pueblito embalando con las ultimas reservas de energía que me quedaban, pero un error de calculo me hizo quemar las naves antes de un ultimo repechito. Ahí si que pensé que me moria en serio y pensé en parar. Me acorde que la remera sayaguense tiene en la espalda una pequeña bandera uruguaya. De verdad, eso me dio un ultimo impulso para sacar un poco de fuerzas de no se donde, vencer ese ultimo repecho y llegar con los brazos en alto como si fuera un campeón. Justamente, como si fuera un campeón me recibieron mis hijas cuando sali del area de llegada. Allí me pasaron un scanner como el de los supermercados, por arriba del código de barras de mi numero y al segundo ya se sabia mi puesto y tiempo. Sin chip, me scanearon como a una bolsa de harina….
Inmediatamente a que el ultimo corredor cruzo la meta, publicaron los resultados. Fuimos 280 competidores, yo demore 59 minutos y 5 segundos, promedio 5.08, lugar 128 de la general y 28 en mi categoría (en total 45 competidores). Pregunte sobre el desnivel positivo y fueron unos 200 metros según los organizadores. Viendo el promedio por kilometro me quede sin saber si fueron 11.800 o 10.500, pero esas cosas terminan siendo anécdotas y lo que queda fue el disfrute. Pero el postre fue que había carrera para niños y Guille quería correr! Pregunte si había lugar porque arrancaba en 20 minutos y me preguntaron por la edad de las niñas para ver la categoría…entonces me explicaron: de 0 a 2, de 3 a 6 años..si, había para todas las edades desde 0 a 16. Al final las anote a las dos, gratis. Los pequeños corrian 100 metros y al llegar les dieron una especie de “cajita feliz” con frutas secas y caramelos y ..medalla!!! luego corrió Guille y les dieron lo mismo. Asi que Joaqui y Guille corrieron como una campeonas, las aplaudieron y se ganaron una medalla. No podía estar mejor. Y todo por 8 euros….

Nuevamente me puse a pensar si quienes organizan carreras populares en Uruguay no tendrán una intención de lucro un poco alta con respecto al poder adquisitivo de la gente que le gusta correr.





QUINTA PARTE: MADRID CORRE POR MADRID.
Ya desde Uruguay sabia que iba a correr esta carrera. Es un emblema de Madrid, ya que además de ser una carrera clásica que recorre los lugares mas importantes de la capital, lo recaudado es íntegramente destinado a una fundación.
Intente anotarme desde Montevideo mismo, pero luego pensé que venía para acá entonces me anotaba directamente. Fui dejando pasar el tiempo y cuando me fui a anotar…leo que la pagina web de la carrera que se había completado el cupo de 10.000 inscriptos!!
Asi que me quede sin inscribirme..pero no me iba a quedar sin correrla.
El domingo 26 de setiembre me levante tempranito, pero no tanto. A las 8 de la mañana ya estaba en pie y con el matecito pronto. Tome unas infusiones tranquilo, me puse la remera térmica porque estaba fresquito, por arriba la remera de Sayago, las calzas y los championes. Un buen Martín fierro para meter glucosa al organismo, agua y mate para hidratarme antes de la carrera y la botella de medio litro en la mano. La verdad que me daba vergüenza no pagar la inscripción de 5 euros y encima garronear el agua.
Me fui tranquilo a la estación de metro, tranquilo pero un poco achicado por ir solo y de garron. Baje a la plataforma del metro y vi 3 personas con la remera oficial de la carrera (roja con las 7 estrellas de la comunidad de Madrid) y con el bolsito. A medida que pasaban las estaciones, mas y mas gente subia al metro a tal punto, que me vino a la mente la imagen del tren a Florida. A medida que subían los corredores, me di cuenta de lo bien organizadas que tienen las cosas. Los dorsales y el kit de competidor se dio hasta el dia anterior. El dia de la carrera se va a correr.
El kit incluia la remera, una pequeña mochila, el dorsal y un numero extra para el guardarropa. El mismo estaba organizado por numero, asi que era sencillo dejar y levantar la ropa.
Los momentos previos a la carrera me transportaron a Montevideo. Había el mismo ambiente de camaradería pero me faltaba el grupete de amigos para conversar, hacer bromas, plantear los retos sobre quien ganaría. Me arrime a la línea de salida, pero eso es un decir, quede como a 300 metros y tenia todavía un monton de gente atrás.
La carrera arranco bien puntual del parque del retiro y escuchábamos por los altoparlantes a los encargados de la locución relatando cuando se inicio la prueba. Pasaron varios segundos y no nos movimos. Luego, poco a poco la masa se empezó a mover y se detuvo de nuevo. Pasaron mas de 3 minutos antes de que pudiera pasar por el arco de largada y todo ese tiempo fue, por supuesto, caminando. Me puse a pensar que al ritmo de un competidor de elite, los punteros ya irían a un kilometro de la salida y yo recién estaba por salir. Ni que hablar que los primeros 600 metros de carrera también fueron caminando.. es que el gentío era impresionante y el ancho del lugar de donde salimos era bastante, pero no suficiente. Salimos del parque del retiro y doblamos a la izquierda, nos metimos en un túnel y ese momento fue increíble: de nuevo caminando porque el ancho del túnel no daba, pero al pasar por debajo dentro del túnel la gente se puso a gritar y retumbaba de una manera impresionante, caldeando los animos de la gente. Salimos del túnel y nos dirigimos rumbo a la Puerta de Alcalá corriendo ahora si y en bajada. Aca fue otro momento “acojonante” como dicen por estos lares; hacia adelante veía gente hasta que se me terminaba la calle y hacia atrás, lo mismo. Calculaban mas de 10.500 personas corriendo.. Llegamos luego a la fuente de Cibeles, otro emblema madrileño. Después pasamos por la estatua a Neptuno, donde se reúnen los partidarios del Atletic Madrid a festejar. En ese punto los runners que eran hinchas del “Aleti” se pusieron a vitorear a su equipo mientras corrían. Pasamos por el Prado y luego nos dirigimos a la Plaza de Oriente, donde esta el Palacio Real. Mas tarde enfilamos hacia la Puerta del Sol, para dar vuelta luego enfilando de nuevo hacia la Puerta de Alcalá, pero en subida. Vi el indicador del kilómetro 8 y me puse a pensar mientras corría, en todas las veces que me había parecido ver a algún compañero corriendo. Lo peor es que era en serio. En la muchedumbre, mas de un canoso me hizo acordar a Ariel, alguno me recordó a Fernando o al querido JX..y no nombro a mas hermanos de ruta porque siempre alguno faltara. Pero ahí me di cuenta, que un corredor no lleva a sus compañeros en el corazón: los lleva en los championes y donde corre, corre con ellos.
La llegando, intente cumplir con mi objetivo de bajar de 50 minutos, pero me di cuenta que seria muy difícil por todo el tiempo perdido en la salida. Llegue en 52 y fracción según mi reloj y pasados los 55 según el cronómetro oficial.
Al llegar, la vergüenza se me fue y gustoso me comi una banana, una barra de cereales, me tome una botella de agua y otra de una bebida isotónica a la cual no le hare propaganda, pero no era Gatorade.
Estire un poco, junte un monton de volantes anunciando las proximas carreas y me fui a la estación de metro, que estaba tan llena de corredores como a la ida.
Me bajeen la estación Barrio del Pilar, camine hasta casa, me bañe y emprendimos viaje con toda la familia rumbo a un parque zoológico llamado Faunia.
Un dia completo, sin duda, que termino con el corazón rebosante de alegría a pesar de no poder lograr mi objetivo.

Fernando Martinez Benia, la saeta madrileña.

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