El domingo 4 de enero fuimos con Victor, Rai y Jorge a entrenar a Piriápolis, salimos a las 9:30 am de esa hermosa ciudad arriba de las bicis con rumbo desconocido. El amigo Victor nos comentó de ir a un lugar que le habían recomendado que quedaba a unos seis kilómetros de la ciudad, el cual era un campo privado con un circuito cerrado de unos cinco kilómetros en dónde habitualmente los lugareños hacen competencias y entrenan. Resultó ser un circuito duro y muy técnico pero altamente disfrutable con rocas grandes a los costados, tierra suelta, monte cerrado pendientes muy pronunciadas, etc. Creo que todos los que fuimos nos sentimos como gurises de doce años, pero como siempre sucede fuimos ganando en confianza y uno de nosotros, nuestro amigo JX quiso experimentar qué se sentía ser un proyectil de una catapulta y voló por los aires en dos oportunidades, en la primera vez salió un poco magullado, pero en la segunda supo probar qué tan fuerte era su cabeza chocando contra una piedra de un metro de diámetro, por suerte esta quedo pronta para seguir funcionando, gracias a su fiel amigo: el casco. Cuando ya nos cansamos de ese lugar decidimos regresar a Piriápolis y subir el cerro San Antonio. Cuesta arriba nos deleitabamos con la hermosa vista del cerro y las hermosísimas casas del lugar. Cuando llegamos arriba retomamos energías y comenzamos el descenso, pero he aquí que al amigo Victor se le ocurrió bajar el cerro no por la calle como los seres normales, sino por los montes que están al costado del camino, y así lo hicimos, eso sí, le dijimos "primero vos Victor que sos el loco" y el muchacho que ya se creyó eso de sentirse un gurí arriba de la bici, se mandó sin cuestionarse nada. Luego que todos salimos del monte a una calle dijimos "bue que hacemos"...... nos miramos y a subir a pie con la bici en el hombro monte arriba hasta donde nos habíamos tirado hacá un rato. Como esto no alcanzó, cuando llegamos a la cima decidimos tirarnos otra vez y ahí si dijimos "esto va a ser fácil" "ya lo conocemos, si lo hicimos bien la primera debería salir mucho mejor a la segunda"...........y fue así........como se estrellan los que se creen estrellas. Se tiró delante de todos cuesta abajo, como no faltaba más, nuestro querido amigo CAMIKAZE TRILLAS y yo detrás de él, seguido por Jorge y Rai. Allá en la última curva del monte mis brazos le dieron la órden de doblar a mi fiel compañera y esta no pudo seguir mis consejos por la tierra suelta y la hojarasca, a las cuales no parecíamos caerles nada bien. Fue así que terminé contra un árbol y pegando mi cuerpo contra el ramerío, cuando me quise reponer del porrazo no podía desprenderme de la maleza y pensé ..."estaré tan boleado que no me puedo parar" entonces me di cuenta que el casco me había quedado enganchado en una rama, y la desgraciada se me había metido entre la piel y las correas del casco, raspándome la cara como avisandome que no me la iba a llevar de arriba. Cuando logro liberarme bajo desepcionado por el golpe esperando ver a CAMIKAZE TRILLAS esperándome con un mate, no fue así, cuando llego diviso la imagen del amigo saliendo de una cuneta. En los últimos 10 metros pretendió esquivar una cuneta y como vió que no le daba la fuerza de giro intentó hacer uso de su más depurada técnica tratando de saltar la cuneta al mejor estilo Kangaroo Jack, pero este recurso también le fue esquivo y terminó de cabeza en la cuneta con algunos raspones menores. Luego de todo esto dijimos: "aliva ota ve", y ahí sí subimos otra vez por el monte hasta tomar la calle que baja del cerro. Más allá de todo este entretenido periplo rescato lo mucho que nos dejó el día de ayer. Tardamos una hora en llegar a Piriápolis de Montevideo y y estuvimos perdidos en la naturaleza por lugares hermosísimos, sigo haciendo incapié en lo bien que se puede pasar gastando poca plata y con algo tan simple como una bicicleta, creo que vale la pena regalarse estos momentos que nos mantienen tan llenos de vida y bien hermanados con la "pacha mama".
No hay comentarios:
Publicar un comentario