lunes, 29 de marzo de 2010

Suerte en la Maratón


A que corredor amateur algún amigo o familiar no le ha dicho “Che, suerte en el maratón del domingo” o “Cuando corres tu próxima maratón?”. Por supuesto, nuestros vecinos o amigos se refieren casi siempre a alguna 10k.

Creo que muchos de nosotros mismos antes de ser iluminados por las alas de la Diosa griega Niké habremos dicho que íbamos a correr la maratón de Nativa o Reebok o Nike (ahora les suena el nombre de los championes!!).

Es que en el imaginario popular (y en el disico de cada uno de nosotros), correr 10k es un disparate, ni que hablar 21 o 42 o las ultramaratones. Entonces, creo que por una especie de respeto a la distancia, a las carreras de 10k o mas, la gente en general les dice maratón. No vaya a ser que le digan de otra forma y nosotros, los corredores de “maratones” seamos tocados en nuestras fibras ms sensibles.

Mas alla de que muchos de nosotros nunca corrimos una maratón de las de veras (42.195 metros, ni uno mas, ni uno menos), creo que todos tenemos el secreto objetivo de hacerlo.

Porque ahí si, uno pasa a ser como una especie de Terminator mezclado con Rambo. Se imaginan las caras de los compañeros de laburo?? “Pero fulano con esa buzarda corrió 42k?!!!” Creo que ahí es que uno pasa de ser el gordito simpático o el flaco canchero a ser una especie de ser mitológico.

Pero...cuantos de nosotros sabemos (me incluyo en la pregunta) ¿porque la maratón se llama así? ¿O porque son 42.195 metros y no 41.733 que hasta me gusta más como numero?

Sin hacerme el culto, pero si mostrando que la información esta ahí para el que la quiera buscar, brevemente les contaré.

En al 490 AC, los persas y los griegos chocaron en batalla a unos 42 km de Atenas, en la ciudad llamada Maratón. Un soldado, Filipides, fue encomendado para correr a dar la noticia a Atenas. Corrió los cerca de 40Km que separaban ambas ciudades y cayo muerto por el cansancio (algo parecido me pasa a mi solo con correr los 10k….). La llegada de Filipides (o cualquier otro emisario) era muy esperada, porque los persas habían jurado que si ganaban la batalla de la llanura de Maratón, irían a Atenas para saquear la ciudad, violar las mujeres y sacrificar los niños. Unos tipitos bárbaros los persas, buenitos que da gusto los muchachos.
Como frutilla sobre la torta, la leyenda dice que como se conocía el destino de los atenienses si ganaban los persas, las mujeres de la ciudad habían decidido matar a sus hijos y luego suicidarse si en 24 horas no recibían novedades de la victoria. A eso le llamo yo “correr bajo presión”. Filipides además de que combatió en la citada batalla, debe de haber metido pata de lo lindo, sin championes con cámara de aire, sin remerita dry fit y corriendo por terreno desparejo. Ah, y cuando llego seguro no había gatorade frio esperándolo. Apenas llegó, cayó al piso y llegó a decir “Niké” antes de morir. Niké es la diosa griega de la victoria y su característica era que podía correr y volar a gran velocidad (cosa que yo no he podido hacer en los últimos dos años a pesar de tener championes de la citada marca y todavía modelo pegassus, al caballo con alas).

En honor a Filipides, se hizo la competencia, que se convirtió en deporte olímpico en 1896 y que entró como disciplina olímpica para la categoría femenina en 1984.

Solo en la primera edición de la maratón olímpica ganó un griego: Spiridon Louis. El mejor tiempo actual (por lo menos lo que yo he leído y si alguien tiene un dato mas actualizado, me desazna) es de Haile Gebrselassie (nacido en Etiopía el 18 de abril de 1973). Este cristiano metió 2h 03m 58s realizado el 28 de septiembre de 2008 en el maratón de Berlín.(Alemania) (Yo metí mas que eso en la Salomon de Punta Ballena).

Para terminar, ¿porque 42.195 metros?

Los 42.195 m por los que hoy día conocemos el Maratón datan del año 1908, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Londres y la reina estableció, sin quererlo, esta distancia como la distancia oficial de la carrera. Esta distancia es la que separa la ciudad inglesa de Windsor del estadio White City, en Londres. Los últimos metros fueron añadidos para que la final tuviera lugar frente al palco presidencial del estadio. Hubo cambios posteriores con distancias de solo 42k y otras de 42.750 metros, pero a partir del 1924 se fijo la distancia que hoy conocemos.
Con esto y un bizcocho, nos vemos en la ruta.

Fernando Martínez Benia.

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