Ante las mismas narices de Adolf Hitler, un atleta de color estadounidense fue el gran protagonista de los Juegos de Berlín. Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro, en una demostración presenciada por los 110.000 espectadores que abarrotaron el Estadio Olímpico.
Los Juegos contaron con una participación masiva y se lograron grandes éxitos deportivos, a pesar de que Hitler intentó utilizar la competición como elemento de propaganda nazi.
Fueron los Juegos que vieron por primera vez la antorcha olímpica, transportada desde la ciudad griega de Olimpia.
Además de Owens, destacó la actuación del gimnasta alemán Alfred Schwarzmann, cinco medallas; la nadadora holandesa Hendrika Mastenbroek, tres oros, y la del remero británico Jack Beresford, que estableció un récord en los Juegos Olímpicos, al colgarse su quinta medalla en otras tantas ediciones.
Debutaron como deportes, sólo en categoría masculina, el baloncesto, con victoria de Estados Unidos, y el balonmano, con triunfo alemán, disputado al aire libre ante 100.000 espectadores, con el formato antiguo de once jugadores. La nadadora danesa Inge Sorensen ganó la medalla de bronce en los 200 metros espalda, con sólo 12 años.
BERLÍN 1936 EN CIFRAS:
49 países participantes.
3.963 deportistas, 331 mujeres.
19 deportes, 129 pruebas. Desaparece el polo y debuta el baloncesto (lo hizo de exhibición en 1904), el piragüismo y el balonmano (aunque en el formato antiguo de once jugadores).
LA FIGURA DE LOS JUEGOS:
El atleta Jesse Owens (Decatur, EE.UU., 1913-1980). Oro en 100 y 200 metros, relevos 4 por 100 metros y salto de longitud.
DEPORTISTA CON MÁS MEDALLAS:
El gimnasta Alfred Schwarzmann (Alemania, 1912-2000). Cinco medallas: tres de oro (combinada individual, por equipo y caballo de saltos) y dos de bronce (paralelas y barra fija).
MEDALLERO:
Alemania. Oro: 33; plata: 26; bronce: 30. Total: 89.
EE.UU. Oro: 24; plata: 20; bronce: 12. Total: 56.
Hungría. Oro: 10; plata: 1; bronce: 5. Total: 16.
BERLÍN EN 1936:
La ciudad alemana de Berlín entró en la historia en 1415, cuando fue elegida capital del estado de Brandeburgo, entonces uno de los muchos estados del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1936 la bella urbe rondaba ya los cuatro millones de habitantes y era un auténtico hervidero. El clima prebélico se intuía.
En un año en que Hitler ya estaba aupado en el poder, los Juegos Olímpicos le servían de gran amplificador mediático para sus desenfrenos políticos, a pesar de que el evento había sido anunciado en 1931 cuando aún no mandaba.
La ciudad estaba organizada de manera eficaz. Bella y sobria a partes iguales, era en esos años un auténtico referente mundial a nivel cultural y un enorme centro financiero. En todo esto se fijó el COI para concederle los Juegos.
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