Aunque apenas transcurrió un mes y medio desde que abandonó a raíz de unos calambres durante el último tramo pedestre del clasificatorio Florianópolis que le impidieron conquistar su cuarto título consecutivo en el IronMan de Brasil, esa deserción ya es cosa del pasado ya que a mediados de junio obtuvo la medalla de plata en el X-Terra de Angra dos Rei, mucho más a partir de su éxito de este domingo en los Estados Unidos donde el argentino Oscar Galíndez ganó el Medio IronMan de Providence, capital de Rhode Island, donde revalidó su condición de candidato a la corona mundial del denominado circuito 70.3 que el año pasado arañó al terminar a cuatro segundos del local Andy Potts, quien lo superó cuando le restaban cuatrocientos metros para cruzar la meta.
A sólo tres años de cumplir cuarenta, el hombre de hierro cordobés subió al escalón más alto del podio con una marca de 3 horas; 54 minutos y 3 segundos para nadar 1.900 metros en el mar; pedalear 90 kilómetros en solitario ya que estaba prohibido rodar en pelotón y correr 21 más bajo una sensación térmica que rondó los veinticinco grados. Tras bracear en 24m24s, Galíndez emergió 11º con el segundo lote pero todo cambió cuando se subió a su bicicleta con la que estableció 2h07m40s que constituyeron el mejor parcial del día. Sin embargo, no la tuvo fácil porque el australiano Paul Ambrose –finalmente tercero con 3h57m48s- se bajó a correr con él sin perderle pisada. Con la mirada fija en el horizonte y sin darse vuelta para ver al resto de sus rivales, Galíndez incrementó su velocidad a medida que transcurrían los kilómetros para clavar el récord del medio maratón con 1h19m01s que le valió una ventaja de 2m43s sobre su escolta, el norteamericano Richie Cunningham.
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