viernes, 12 de marzo de 2010

Crónica de Viernes por César Tubino


Buscar el chip, ¿donde carajo lo metí?, creo que la última vez que lo vi fue después de una Salomon, … hace tanto.

¿Y los championes? ¿Dónde están?, claro, donde los deje hace dos meses. Debería lavarlos, la última vez que vieron agua fue en una carrera de aventura corriendo por la playa. Debería….

No entiendo porque la calza me aprieta tanto, ni porque la camiseta del equipo me marca tanto el abdomen, dicen por ahí que mi panza es de tomar cerveza o algún vinito entre tangos y milongas, que saben ellos, yo soy un deportista con cientos de kilómetros recorridos, eso sí, hace mucho tiempo.

El diseño de la nueva camiseta es culpable de tan desalineada presencia.

Últimamente mis prioridades han sido otras, en verano es más interesante salir de noche, recorrer tablados y milongas, sacar fotos, ir al cine, mirar el horizonte y conversar sobre boludeces, cualquier tema es más entretenido que tiempos, promedios y dietas. Para eso habrá tiempo cuando comience un nuevo campeonato.

Podría haber extrañado las pelucas verdes, los discursos antes de la partida sobre la mejor carrera de todo el calendario, del mejor campeonato de toda la región. Extrañar las críticas en las páginas de internet; las crónicas, emotivas, detalladas, graciosas o tristes de cientos de corredores que de una forma u otra dicen siempre lo mismo; las fotos de tipos transpirados y tipas despeinadas, extrañar el olor de las largadas y los comentarios sobre Las Saladas.

Podría haber extrañado a mis amigos, que me siguieron llamando, mandando mails, comentando mis fotos y visitando durante el verano, pero no los extrañé, si son mis amigos en Facebook, y aunque no los vea, sé a qué grupo se unieron, que dice su horóscopo, cual es su foto del día, y si alimentaron las vaquitas en su granja.

Fueron unas buenas vacaciones del running, por supuesto que mis tiempos y mi físico lo notaron, ¿pero eso a quien le importa?, yo disfrute de mis salidas nocturnas, y de mis desayunos a las 3 de la tarde; de transpirar la camisa sacando fotos en los desfiles de carnaval o en los cambios de gobierno; y de hacer otro tipo de ejercicios.

Pero todo lo bueno termina, tuve que asumir que también me gusta correr, aunque ya no me importe, o no pueda, llegar entre los doscientos primeros, busqué mis championes, pague la reactivación de un pedazo de plástico verde, y una vez más me desperté de madrugada un domingo.

Me reencontré con las caras de siempre, y algunas nuevas, saqué y me sacaron las mismas fotos, sentí otra vez los mismos nervios previos a la largada y el mismo cansancio después del kilometro 7, escuche los mismos comentarios al terminar la carrera y no saque ningún premio en los sorteos del final. Volví a casa dormí una siesta de 7 horas y me encontré despierto en la madrugada recorriendo páginas de internet buscando fotos mías, para descubrir que los kilos de más se notan demasiado.

Otro año, otro comienzo, de vuelta a entrenar, por lo menos hasta que la camiseta me entre. Otra vez a vivir la pasión por compartir con mi gente usando de excusa el correr.

Otro año, otro campeonato.

Otro viernes, otra crónica.

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