QUE HERMOSO REGALO PARA EL ALMA !!!!
Ayer domingo corrimos todo el equipo de Sayago Running, previo acuerdo de ir todos juntos, en dónde nadie se fuera sólo, sino que la idea era llegar todos juntos a la meta. Así lo hicimos y cruzamos todos abrazados por el arco como un verdadero EQUIPO.
En la tarde había hablado con Rai y le comenté de llevar algo alusivo a la Navidad, un gorro o una máscara de Papá Noel, a dos horas de salir para la carrera se nos ocurrió ir a comprar caramelos para repartir entre los niños que estuviesen al costado del camino y así lo hicimos, compramos 400 caramelos para repartir entre la gente menuda.
Cuando llegamos nos dimos cuenta que no habíamos estado para nada originales, pues habían otros corredores disfrazados de Papá Noel y equipos como por ej: Los Rojos que todo el equipo tenía gorros de Navidad. Comenzamos a correr todos juntos saludando a la gente, animándola para que alentaran, repartiendo caramelos entre los más chiquitos.Yo iba con una máscara y gorro de Papá Noel con mi camiseta de Sayago. Al principio dije "pa que bueno que está esto de saludar y repartir caramelos", a medida que hacíamos kilómetros empecé a sentir el peso que tiene ser "un Papá Noel", esos niños que al comienzo sólo eran niños al costado del camino se fueron metiendo con sus miradas a través de mi máscara. Era realmente increíble ver esos ojitos brillantes mezcla de temor, sorpresa, alegría, ilusión, dicha, etc. Lo cierto era que en cada niño había un brillo en la mirada que me llenaba y sólo me daban ganas de vivir ese momento con plenitud y alegría. Me topé con niños rubios, morochos, varones, niñas, algunos muy humildes, otros que parecían no vivir en la miseria, pero en todos estaba la misma mirada brillante y llena de pureza. Confiezo que cuando fui haciéndome consciente de los que representaba con esa máscara al comienzo me asusté, pensé "como manejo este baile en el que me metí", lo cierto es que me dejé llevar y terminé disfrutándolo a pleno. Había niños que me miraban como diciendo "me eligió a mí", otros "y este quién es?", algunos se asustaban y salían corriendo me acercaba suavemente como para domar un potro y cuando les mostraba un caramelo extendían su manito y me veían irme como un extraterrestre. Había padres que les decían a sus hijos "viste que existe", otros me saludaban con la mano sacándola como con temor, otros me llamaban "vení Papá Noel no te vayas". También había gente jóven alentándome y adultos mayores que se ponían tan contentos como los niños. ¡Si habrá estado bueno que hasta logré hacer reir a los inspectores de tránsito! Ya por el kilómetro seis lo que había comenzado como un simple calor y molestia en la cara se había empezado a transformar en una máscara de exfoliación, ya no eran gotas, sino una cortina de agua que me brotaba por cuanto poro había en mi cara, de todas formas era tan feliz que no me quería sacar esa máscara por nada del mundo. Confiezo que nunca en mi vida transpiré tanto la cara como ayer, pero pocas veces fui tan feliz durante una carrera. Alguien dijo que cada carrera es diferente, y eso es verdad, lo que hace distinta una carrera de otra es como nos dejamos atrapar por el clima de cada una y lo que vamos a buscar en ellas, aunque a veces como en esta carrera nos damos cuenta cuando estamos en el medio del baile. Lo que nos mantiene vivos y lo que no hay que olvidar es vivir el hoy, lo que sentimos en el aquí y en el ahora. Los 400 caramelos costaron 68 pesos, la máscara y los gorros me los había prestado mi hermana, sólo con eso fui pleno, y experimenté una sensación hermosísima de darle algo al otro. Muchas veces dejo diez veces más de dinero en una inscripción y sinceramente nunca me llenó tanto una carrera desde lo espiritual como esta. Desde los seis ó siete años dejé de creer en Papá Noel, ayer con mis estructuras de adulto adusto y rígido por momentos creí en esa magia que los niños con sus miraditas me la hacían entrar sin pedir permiso por los orificios de ese pedazo de hule pintado. El año que v¡ene haré lo mismo, me olvidaré de los tiempos, de la competencia, en fin del mundo adulto y me permitiré disfrutar de la inocencia y la magia que son capaces de regalarnos los niños sin pedir nada a cambio. Ya está definido... así serán mis próximas San Felipe...una carrera para regalar y regalarse.
Invito a todos aquellos que quieran a vivir esta experiencia que nada tiene que ver con el deporte a nivel de competencia. Los invito por tres motivos: el primero es porque hasta el ser más rígido y acartonado es capaz de volverse frágil con esas miradas, también porque estamos en esta vida para sembrar, pues mientras corría pensaba en la cantidad de niños para los cuales signifiqué algo y fui una imagen positiva en esta vida entreverada y en tercer lugar, por ser feliz y hacer feliz con poco, entregándose a cosas simples. Me despido con un jo jo jo y hasta la próxima San Felipe. MUY FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!!!!!
Pablo Lapaz
Foto: Karla Contreras
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