martes, 29 de abril de 2008

CRÓNICA DE LA MARATÓN

Siempre me gustó hacer deporte. Jugaba a la pelota, siempre al arco, porque me quedaba sin aire; algo de tenis y hacía fierros: era un gordito que lo único que me interesaba era levantar más kilos. Empecé a entrenar en un gimnasio nuevo y el profesor me decía que tenía que correr. Yo le decía que no, porque no me bancaba ni una cuadra. Tenia sobrepeso y soy asmático. Hasta que un día me subí a la cinta y corrí livianito diez minutos y no terminé tan mal. Al otro día hice doce, otro quince e iba mejorando y corriendo más con un entusiasmo nuevo. Otro muchacho que estaba estudiando para profesor de gimnasia me dijo que tenía que lograr correr una hora seguida aunque vaya despacio. Cuando logré eso, ya busqué participar en mi primera competencia. Los diez minutos de cinta fue en diciembre del 2003, en octubre del 2004 mi primer competencia de 10 km con 52 minutos. En setiembre del 2005 mi primer media con 1 hora y 45 minutos. Y en octubre del 2006 mi primer maratón con 3 horas 52 minutos 44 segundos.

El evento fue la última semana de octubre y empecé el entrenamiento la primera semana de julio. Fueron 17 semanas. A veces se hacía duro hacer 10 ó 12 km corriendo solo, con frío, con viento, con lluvia y hasta a veces con todo eso junto. Pero la mayoría de las veces fue gratificante CORRER, estar al aire libre, con sol, verde, naturaleza, superándome día a día y sintiéndome rebién. Lo mejor es ver los progresos, que no son todo lo rápido que quisiera, pero son notables. Al principio, hacía 6:15 el km y al final 5:30

La carrera en sí fue feliz. Me sorprendió lo bien que estuve durante casi todo el trayecto, a pesar de que llovía y estaba bastante fresquito. Igual fui con musculosa, después iba a entrar en calor. Arranqué despacio, iba a 140/145 pulsaciones, cómodo, tranquilo. Estaba cerca del corredor con la marca de 3 horas y 50 minutos. Yo pensaba que a los pocos kilómetros lo iba a dejar atrás (soñaba hacer 3 horas y 30 minutos), pero pasaban los kilómetros y el pibe seguía ahí. Inclusive se me alejaba.

Tomaba agua y Gatorade en cada parada, un sorbito y seguía. Es hermoso no estar solo con esta "locura", era impresionante ver la cantidad de gente que había. Mepasaban y yo pasaba, pero en ningún momento estaba solo. En el km 12 fue raro pasar por la esquina del trabajo, al que tenía al lado le digo:"¡¡Ahí trabajo yo!!". El tipo me dice:"¡¡Mirá vos!! Seguimos dando una vuelta por el centro porteño. Estaba prácticamente vacío, seguía el mal tiempo. La media la pasé a 160 pulsaciones y como me empezó a tirar la parte posterior del muslo ahí me quedé con las pulsaciones, no me exigi más.

Es muy emocionante ver a lo largo de todo el recorrido las banderas de los distintos paises. Había de Brasil, Uruguay, España, hasta vi una de Costa Rica. Todos dándonos aliento y tirando buena onda. Estuve tentado de gritarle a una chicas que estaban con una bandera: "Gracias, España", pero no tuve aire... Al llegar al km 30 fue otro momento que recuerdo. Justo había una arcada como si fuera una llegada. Di un paso pasando esa señal y me dije: "Nunca habías estado acá, nunca habías corrido tanto, así que ahora disfrutalo..."

Hablando de disfrute el día anterior hubo una charla en la expomaratón, donde me dieron el número y había stands de ropa, zapatillas, etc., que hablaba de entrenamiento. Habló un profesor llamado Danilo y no recuerdo el apellido, que contaba que el fue nadador y su profesor le decía y escribió en la pared: "SUFRIR SUFRIR SUFRIR". Y que él no estaba de acuerdo con eso. Uno hace esto para gozar para pasarla bien, para estar mejor. El lema de él es: "GOZAR GOZAR GOZAR", exigirse y superarse pero pasándolo bien mientras. Me acordé de eso cuando estaba en el km 31, 32, etc. Yo ahora tengo que estar bien. Así que seguí más o menos con las mismas pulsaciones, disfrutando cada km de mi primer maratón.

Ya había perdido de vista al de 3 horas y 50 minutos, y aunque hacia cuentas no sabía qué tiempo iba a hacer. Estábamos a la altura del aeroparque bordeando el Río de la Plata, seguía la garua (lluvia finita) y era bastante desalentador tanta desolación y saber que todavía faltaban 8,6 km. Pero pensaba en todo lo que había hecho y en lo bastante entero que estaba. La verdad que no sentí "la pared". Seguí al mismo ritmo y a esa altura eran bastantes más los que me pasaban que los que yo podía pasar.

Ya en el km 39 se podía ver el Estadio, porque había que dar un par de vueltas por ahí... "¡¡Vamos, que ya está!!" Gritó un espectador. ¡Qué hermoso sentir que lo voy a lograr! ¡Qué dulde certeza!
En el km 41, había que subir un puente... ¡¡En el km 41!!, pero tuve mi premio porque arriba veo a Rosa, que es una chica que saca fotos de las carreras, le grito (no sé cómo): "¡¡ Rossaaaaaaaa !!! Le levanto los pulgares y me saca la foto.

Al ingresar al Estadio había un hermoso cartel que decía: "200 metros para el final", se forma un tunel porque se pasa por debajo de una tribuna y se accede a la pista de atletismo. Ahí adentro grité: "¡Vamooosssss! Y me mandé un pique final que seguramente los keniatas se quedaron temblando... Llegué sin aire, pero miro a la tribuna y estaban mi mujer, mi viejo y mi hermana gritando: "¡Guille, Guille acá!" Qué linda sensación terminar la maratón, no se compara con nada, y además tener a los afectos cerca.

No hice el tiempo que esperaba, hice 3 horas, 53 minutos y 44 segundos, éste fue mi entrenamiento. Pero tengo el atenuante de la lluvia y del piso peligroso. Además, no me quería matar porque nunca había corrido tanto y no sabia qué podia pasar. El balance es altamente positivo. A los que no corrierron nunca una maratón se los recomiendo fervientemente, sólo que prepárense a conciencia porque también vi muchos que quedaron ahí en el camino.

Willi González.
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