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Javier Ceppi B. Estaba preocupado Diederik de Boorder. El entrenador holandés de remo llevaba un par de meses en la provincia china de Henan y temía que sus atletas se estuvieran dopando, porque no podía descubrir qué hacían en el hospital privado al que iban después de cada entrenamiento. Siempre que preguntaba, le daban la misma respuesta. "No es doping. Ustedes los occidentales son estúpidos, porque hay muchas otras cosas que se pueden hacer", le decían los encargados de la clínica. Hasta que un día, De Boorder descubrió el por qué de tanto secreto. "Todas las mañanas, después de entrenar, los atletas se tomaban un gran pote de sopa, con 10 o 12 penes de toro flotando. Incluso, se comían los testículos también. Eso explicaba su energía", confesó el entrenador holandés al diario inglés "The Times". Es que, para los chinos, cualquier receta es buena para el objetivo de ganar sus Juegos Olímpicos. De hecho, en la obsesión por superar a Estados Unidos, los atletas están sobreviviendo a sesiones maratónicas de entrenamiento: 16 kilómetros de trote, dos horas en el gimnasio y dos prácticas específicas de sus deportes. Todo eso, sin agua caliente ni electricidad y con sólo el referido plato de sopa en el cuerpo. Por si fuera poco, los deportistas de una provincia tienen cinco días libres al año, en que se quedan haciendo exámenes escritos de sus progresos. A todos los papeles les ponen un número, porque nadie es conocido por su nombre. "Los atletas aguantan todo eso porque les pagan. Les intenté enseñar el espíritu olímpico, pero no tenían idea de qué se trataba", dijo Andre Ehrenberg, DT alemán de kayak, quien trabajó en China por 13 meses. Mejores civiles Fue uno de los grandes planes del gobierno chino. Hace un año presentaron los "10 mandamientos" sobre qué cosas se pueden o no hacer en la calle, para demostrar al mundo occidental una cara amable del país. Entre ellos, dos son los más sensibles para las autoridades: "No escupir en cualquier lado" y "No colarse en las filas". Y los habitantes, obedientes, han mejorado. Según un estudio publicado la semana pasada por la agencia China Nueva, el "índice de civismo" ha aumentado a un 73,38%. Esto, gracias a dos revolucionarias medidas. El día 11 de cada mes se instauró como "El día de respeto de las colas de espera", donde el que es sorprendido saltándose una fila puede ser hasta detenido. Los infractores bajaron de 6% en 2006 a 1,5%. Por otro lado, una ley ahora impide escupir en las calles y pone énfasis en no hacer sonidos guturales cuando se lanza uno. En este ítem, los habitantes de Beijing bajaron de 5,6% a 2,8%. Pero la tarea educativa de las autoridades no se ha limitado sólo a las "buenas costumbres". El entusiasmo por aprender los ha llevado a rubros menos convencionales. Por ejemplo, hay un grupo de 300 personas que están estudiando cómo hacer la ola en los estadios. La idea es que ellos sean los que motiven a las personas en los recintos. Algunas de las conclusiones que han sacado de sus estudios es que hay que aplaudir un mínimo de once veces para que la ovación se prolongue. Aplicados, los 300 pequineses, quienes serán fácilmente reconocibles por sus poleras rojas, ya han aprendido cuatro tipos distintos de olas. Otro objetivo de los organizadores es motivar a los niños. Para ello, una banda de cuatro "sieteañeros" será la encargada de tocar una canción oficial de la cita. Todo un trabajo de chinos para Beijing 2008. 20088 Así se llama la banda de niños de 7 años que, con su canción "Mi 2008" ganó un concurso para ser uno de los temas oficiales de los JJ.OO. La cara problemática de los Juegos No ha sido fácil convencer al resto del mundo de que China está preparada para albergar los JJ.OO, principalmente por tres problemas: la situación de los derechos humanos, la falta de libertad de prensa y la contaminación en Beijing. El tema más complejo parece ser el primero de los mencionados. China es el país que lidera la triste lista de personas ejecutadas por penas de muerte, con 1.010 (en 2006). Es una situación que preocupa a Human Rights Watch. "La represión irá en aumento hasta la apertura de los Juegos", dijo la directora para Asia de ese organismo, Sophie Richardson. Para los otros dos temas, el Partido Comunista Chino parece tener soluciones. Las restricciones a la prensa se van a paliar con beneficios especiales para los periodistas extranjeros, quienes, por ejemplo, se podrían mover libremente por el país, algo que no pueden hacer hasta el momento. Sin embargo, no se levantarán las prohibiciones hacia algunas páginas web como Wikipedia y Google. Con el objetivo de solucionar los altos índices de contaminación, las autoridades de Beijing van a retirar alrededor de un millón y medio de autos de la ciudad. Además, se van a cerrar industrias durante los Juegos, ya que, según el alcalde de la ciudad, Guo Jinlong, "el problema de controlar la polución es muy complicado y debemos hacer de todo para lograrlo". Fuente: El Mercurio |
lunes, 11 de febrero de 2008
La insólita preparación de los chinos para Beijing 2008.
A seis meses de la ceremonia inaugural:
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